lunes, 16 de marzo de 2009

EDUCACIÓN RELIGIOSA: NECESIDAD Y PROBLEMA


EDUCACIÓN RELIGIOSA: NECESIDAD Y PROBLEMA
REFLEXIONES DE ROSMINI-SERBATI

Por Rogelio Zambrana

Una noche de tertulia me preguntó el amigo de un ex- compañero de colegio, el por qué me iba a ser sacerdote. Mi respuesta fue sincera; - porque quiero servir, amar y trabajar -. Luego de unos pocos segundos me dijo: - Eso lo puedes hacer sin necesidad de hacerte sacerdote -. Y a su cuasi reclamo le dije: - No es lo mismo trabajarle a un hombre que trabajarle a Dios, el Jefe de los jefes, al que tiende todo lo que existe, el fin último del hombre y el mundo -. Luego, mi nuevo amigo, cambió el tema.



En este pequeño ensayo quiero exponer mi visión de la educación, principalmente reflexionar acerca de la razón de ser del labor educativo; exponer también los obstáculos y tropiezos en que se ve envuelta la educación al haberse alejado de su objetivo principal, porque últimamente sólo ha divagado en los objetivos secundarios que a la vez no tienen un puerto seguro donde estribar; quiero criticar a la educación actual y defender la visión que ha formulado desde sus origenes. El ser innovador no salva del error, y el ser conservador no admíte confusión, al menos que sea un desconcierto originario.



Es a la Filosofía de la Educación a la que le corresponde reflexionar acerca del fin de la educación, su sentido último y pleno, por tanto, debe encontrar el punto de convergencia de todos los esfuerzos investigativos y educativos del género humano y centrar todo su interés en alcanzar y guiarse por tal fin. Mi tesis es la siguiente: Si se descubre tal fín, lógicamente la educación debe guiarse por él. Ese fin es Dios. ¿Por qué?. Estoy de acuerdo que para un creyente es fácil de decir, pero para un no creyente, independientemente de la causa que sea, se le hace más dificil de comprender; sin embargo, como lo he manifestado en el diálogo anterior, Dios es la respuesta a todas las preguntas del hombre. Heidegger decía que toda pregunta es una busqueda. El ser humano busca a Dios, lo ha buscado siempre y no lo dejará de buscar, por lo menos así lo ha demostrado la historia. La humanidad gira entorno a Dios, somos como polillas que giran alrededor de una única Luz, del Fuego, como le llama Teilhard de Chardin, el Universo entero forma una unidad con el Verbo, Él le da sentido a su existencia, por lo tanto la educación debe girar y tender hacia ese objetivo, esclarecedor y verdadero a la vez. Aristóteles que fue un pensador casi insuperable, emprendedor de las ciencias, alumno y maestro, descubrió que todo se mueve por Aquel que permanece inmóvil, la Causa primera, por qué nosotros vamos a negar lo tangible y lo evidente: que la historia del hombre gira entorno a la busqueda constante del Bien supremo.



Sin tratar de fundamentar mi tesis únicamente en estos breves pensamientos explico que en este ensayo no pretendo disertar sobre el problema del ateísmo o el agnosticismo actual en relación a los fines de la educación, sé que es imprescindible para demostrar mi tesis, pero me abstendré con la excusa de ser tendencias muy poco fundamentadas y poco realistas, no solamente para los creyentes, sino para las ciencias humanas como veremos más adelante. Trabajaré sí, sobre el papel que le está hurtando a la Religión la llamada educación laica, ella mutila la integridad del ser humano, le arranca la posibilidad de desarrollar su espíritu. Quiero disertar también acerca de la necesidad de la educación religiosa y acerca de los problemas o dificultades con que se encuentra, como por ejemplo la cantidad de credos que existen; cómo compaginar las distintas creencias, ¿es conveniente hacerlo?; disertar también sobre el nivel de injerción de la educación religiosa en la educación profesional actual, sobre el origen y el fin de la educación en general, y por último, el porvenir de la educación religiosa y el papel de la Filosofía de la Educación sobre el tema. Estos temas los desarrollaré a grosso modo y de manera libre y espontanea, guiandome por la filosofía Rosmiana.



Existen hoy en día muchas idiologías que dejan al margen la necesidad espiritual natural del individuo. Estas solo se dirigen al exterior, a la superficie, a lo vano y profano de la vida. El Materialismo, el Utilitarismo, el Pragmatismo, el Positivismo, filosofías en boga, mantienen como fin último lo útil, lo práctico, el progreso, el conocimiento científico etc. Se estancan en las causas eficientes y más superficiales, y no ven más allá de los intereses. Henri Nouwen, sacerdote holandés, menciona que la causa es la falta de contemplación, ella: “nos señala el más allá, y nos revela la verdadera naturaleza de las cosas, nos lleva de la opacidad a la trasnparencia en nuestras tres relaciones centrales: con la naturaleza, con el tiempo y con la gente”.[1] Esta y otras más son la causa de la terrible desgracia que carga el mundo.



Este oscurentismo del plano espiritual, esta visión de lo espiritual como un tema tabú, este ofuscamiento infundado, afecta a la población y a sus instituciones. La Institución Educativa es una de las más afectadas ya que prácticamente ha mutilado, sin ningún derecho a hacerlo, la parte más esencial de ella, como lo es la liberación de la ignorancia, el purificar la conciencia y el dar al individuo en Norte de su vida para que se realice a sí mismo. Todo ello parte del plano eminentemente espiritual, al cual se ignora. Esto es un problema porque no permite el libre e integral desarrollo del individuo. Las consecuencias sobresalen en estos últimos siglos, como lo son la intolerancia, el apego material, el fraude, los robos, los asesinatos masivos, la incomprensión y el colapso familiar y social. ¿Acaso la Filosofía no debe reflexionar sobre el porvenir del género humano?.



Es la Educación la que marca las pautas conductuales del individuo, así como también lo hace su constitución biológica, la cual no es posible rechazar o ignorar, sino más bien todo individuo está llamado a guiarse por ellas, debe tomar la idea de Dios, impronta biológica y ontológica, debe tomar a la esfera trascendental como una noticia originaria, como una ley de la Providencia Divina puesta en la voluntad y racionalidad de todo hombre. El individuo sin embargo se debe liberar de todo prejuicio y escuchar la voz de la creación, debe tomar esta apuesta por Dios con el debido orden y reponsabilidad que adquirimos todos al ser seres libres y racionales como afirma Marx Scheler. Es la Educación por tanto la que debe reorientarse y salvarse del hundimiento fatal y seguro a la cual quizá ignora, porque el verdadero super hombre es el Realista que está convencido de su humanidad y del Universo en que se mueve.
Superando la humanidad el vértigo de la apuesta a lo sobrenatural le corresponde a la Filosofía de la Educación el resto de la obra. Ella debe auxiliar a la Institución Educativa e iluminar a través de la luz de la razón su dirección y sentido. Debe sí, la Filosofía de la Educación pedir ayuda a las ciencias para no convertir la renovación Educativa en puros sentimentalismos infundados.



La Filosofía de la Religión, la Fenomenología de la Religión, la Sociolgía, la Psicología, la Ética, todas ciencias de conocimientos rigurosamente científicos convergen en que la persona es un ser de Naturaleza Religiosa. Las manifestaciones conductuales del hombre describen que necesita para desarrollarse plenamente, un estado espiritual. No es algo impuesto o añadido sino que está en el propio ser del hombre. La religiosidad en el hombre es una impronta que no se puede engañar ni ofuscar, porque siempre buscará satisfacese y no se cansará de buscar el bien mayor y la felicidad más pura. Partiendo de que el hombre es un ser religioso y que su fin es Dios, la Educación debe por ende estar orientada a este fin.



La Educación no puede prescindir del hecho de que el hombre es un ser religoso, con necesidades no sólo físicas, sino también espirituales. La Educación no puede darse el lujo de encerrar la religión entre el mito y la supertición. A la Filosofía de la Educación le corresponde servir de faro para que la educación satisfaga todas las necesidades del ser humano. No debe obviar la naturaleza del hombre. Es por eso que la educación debe desembarazarse de cualquier idiología que vaya en contra de la naturaleza humana y debe ser objetiva en cuanto al conocimiento integral de la persona humana. La educación no debe casarse con ningún pensamiento que trate de evitar aspectos o areas necesarias de desarrollo para el buen desempeño de la naturaleza humana.



¿Cuál es entonces el poblema?. Es evidente que por el hecho de que el hombre es un ser religioso, ha forjado a lo largo de la historia sistemas de religación al Absoluto variados, que muchas veces convergen entre sí, pero que no pierden la esencia de su religiosidad: la comunicación con la divinidad. Este sinnúmero de credos es un obstáculo para la Educación, porque la identificación religiosa crea no pocas veces intoleracia hacia credos distintos, a la cual se identifican los individuos con mucha torpeza, quizá debido a la falta de una sana educación religiosa; pero esto ya le corresponde a la Filosofía de la Religión, el velar por la pureza y rectitud de la religión. Entonces, ¿Es posible para la Institución Educativa crear un único programa Religioso- espiritual?. Puede ser que sí, pero unificar conciencias es una utopía que sólo se puede lograr através de un complicado pero justo y necesario desarrollo humanístico. El Padre Teilhard de Chardin habla un poco de esta evolución de la conciencia que sólo puede ser posible a un extenso plazo de millones de años. Es como una unificación de la voluntad religiosa. Darle el primer puesto de la educación a la religión lo considero un poco más temprano. ¿Por qué?. Sin creer en una dialéctica histórica, pienso que la humanidad con respecto al plano espiritual va como en una montaña rusa; el hombre que por naturaleza es religioso se quiere olvidar o desembarazar por distintas razones de su plano religioso, de su noosfera, pero luego, termina perfeccionando más la religión, o la práctica religiosa anterior. Lo mismo ocurre en nuestros tiempos, vemos como filosofías tratan de descartar toda voluntad de religación al Ser Superior, pero en otro plano vemos una incesante busqueda del mismo.



El hecho de poner como fin de la educación a la Religión no es tan lejana. Este fue el esfuerzo desesperado de Antonio Rosmini - Serbati, sacerdote, considerado el mayor pensador italiano del S. XIX. que en su en su Ensayo sobre la unidad de la Educación, afirma que la formación humana y más especificamente religiosa debe de ser el “centro vivo y unitario del interés educativo”.[2] Su inflencia aunque evidentemente sin fruto alguno, dio a la religión el puesto que se merece, es un avence grandísimo, aunque sea en ciertos sectores de la sociedad.
Uno de los problemas o críticas que se pueden hacer con respecto a poner como fin de la Educación a Dios es querer encerrar el desarrollo del conocimiento humano al plano espiritual. Antonio Rosmini - Serbati de ningún modo quiso hacer de todo el contenido educativo un contenido religioso, sino un completar, perfeccionar y guiar la educación. Las ciencias son necesarias para el progreso y el desarrollo de la humanidad. “El hombre necesita realizarse a nivel físico e intelectual, pero no debe desviar su interés de su mayor objetivo, su fin último”, menciona el sacerdote.



El otro extremo sería la reducción de la Religión a plano complementario, ocuparnos de la religión para satisfacer necesidades, y no darle el lugar primario que se merece. Herbart fue uno de los pedagógos que redujeron la religión a la enseñanza moral. Me gusta más la posición de Rosmini al respecto: “Si la virtud es la perfección del hombre, la religión es perfección de la virtud”. Es una posición que procura mantener el orden jerárquico de los valores y darle la prioridad al valor Supremo. El papel de la religión en la educación por tanto, debe consistir es darle unidad a la Educación, como dice Rosmini, “dar unidad, a las doctrinas, esto es a las diferentes “materias” de la enseñanza y además dar unidad a las potencias del espíritu (sentimiento, intelecto y voluntad), de modo que el, en el educando es posible hacer que lo que el intelecto entiende, el corazón lo sienta y el actuar lo manifieste”.[3] Es esta unidad a la que debe tender todo acto humano. El problema actual es la desintegración personal, separamos cuerpo y espíritu, vida y pensamiento, actos e ideas, estamos sumergidos en un caos existencial que le falta soporte y fuerza de empuje para el necesario desarrollo de nuestras facultades. Esa fuerza de coerción es el fin de la educación, que no debe obviar el conocmiento verdadero, el conocimiento científico, y debe afirmar o reafirmar la verdad metafísica a la que tiende cada hombre, la verdad que trasciente todos los entes y que les una única dirección. Rosmini menciona al respecto: “El mayor favor de la religión a la educación es la verdad”. No sólo la verdad moral, la verdad científica, la verdad lógica, sino la verdad ontológica y teleológica, que son las más se añoran y necesitan.



Considero por tanto que la Educación debe volver a su raíz, debe ser más clara y objetiva, debe edificar, no destruir, no debe ser interesada sino justa y sincera. Soy una persona de muchas esperanzas con respecto al fin del labor educativo. Las ciencias no son el último paso de la humanidad, todos sabemos que son muy limitadas. Sólo nos toca estimular, exitar las conciencias para evidenciar el problema, para dar a luz a una humanidad más afable y benigna, que se preocupe y viva su deseo tan anhelado y a la misma vez exorbitante, su comunicación con la Magna Conciencia, de la cual todo se origina, fluye y descansa..

Rogelio David Zambrana Madriz. 2006.

[1] NOUWEN, HENRI. Payasadas en Roma. Editorial Lumen. Buenos Aires, Argentina. 1997. P. 79.
[2] Capítulo 3 del folleto. Los contenidos y la finalidad cristiana de la Educación. P. 73.
[3] Ibid.

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