lunes, 23 de marzo de 2009

AL OTRO LADO

AL OTRO LADO


Por Rogelio Zambrana


En sus tres partes, el documental “Al Otro Lado” trata de la migración en el mundo de hoy. Gustavo Loza resalta en sus historias algunos de los problemas que afectan a la niñez cuando sus progenitores migran. Los escenarios de migración que escoge son México- E.E.U.U, Cuba- E.E.U.U, Marruecos- España. Quiero referirme en esta glosa -muy mínimamente- a tres cuestiones que resuenan en mí luego de haber visto el largometraje: el porqué de la migración, quiénes son los que migran, y las consecuencias psicológicas y sociales de la niñez que tiene padres migrantes.

El hombre -todos sabemos- es nómada desde sus orígenes. Las causas de la migración serán muchas, pero todas se nutren de necesidades básicas humanas: alimentación, libertad de locomoción, libertad de expresión, recreación, vivienda, afecto, etc. El hombre migra entonces, por necesidad.

En nuestras sociedades modernas, donde cada vez se hace más estrecha la línea que divide a países pobres y ricos, la migración sirve como una vía de escape para sinnúmeros de personas que carecen de estas necesidades fundamentales. En tal situación, los primeros que migran en busca de soluciones a sus problemas, son las cabezas de familia, los responsables de satisfacer las demandas familiares; luego, cualquiera que se sienta abatido por la situación del país de origen.

El problema de la migración de hoy, a diferencia de la de hace muchos años, es la burocracia migratoria que los países sostienen. Esta burocracia es más exigente obviamente, en los países mejor ubicados económicamente, y es a disfavor de los migrantes de países menos afortunados. Esta situación hace mucho más difícil la migración legal, y consecuentemente, la migración se vuelve peligrosa cuando se hace ilícitamente. Por tanto, los que migran no son familias completas, sino los más aptos, que suelen ser –como había dicho anteriormente- las cabezas de familia. Este gravamen posee consecuencias que se matizan menos en unas situaciones que en otras. Pues bien, Gustavo Loza expone algunas de estas situaciones en sus tres historias.

Enumeraré primero las consecuencias sociales y psicológicas de la migración: desintegración familiar, violencia intrafamiliar en los que se quedan, ansiedad, depresión y trastornos de conducta. “La migración reestructura de manera significativa las relaciones familiares: ocasiona cambio de roles, implica la presencia de problemas académicos o de conducta en los pequeños que se quedan al cuidado de los abuelos cuando los padres emigran, dificultades y tensiones en las relaciones de pareja, cuestiones que incluso la reunificación familiar no resolverá por sí sola (Fresneda, 2001)”.

La historia de Prisciliano, el niño michoacano, expone las dificultades que pasan los niños cuando se le asignan roles de familia que sobrepasan sus capacidades: ¡ahora eres el hombre de la casa!, escuchamos en el largometraje al ser “abandonado” por su padre. De igual forma, resalta los problemas académicos que conlleva el trauma de la separación paterno- filial.

Por otro lado, las historias de Ángel, el niño cubano, y Fátima, la marroquí, víctimas también de la ausencia paterna, apuntan no a los problemas del niño en sí, sino los problemas que son desplazados en ellos por las madres que se han quedado solas. Ángel sentía la angustia de la madre, la cual no tenía por lo visto, relaciones amorosas estables. Ángel no podía por tanto, más que añorar al padre perdido. Fátima también sentía la angustia de la madre, y se vio que esta última desplazaba sobre ella cierta agresión que seguramente, era producto de la identificación de la prole con el padre.

Veo muy necesario la creación de estos filmes para la formación de la conciencia popular. Estos temas, por la materia que tratan, no son atractivos para el público. Lo que se debería de hacer, es volverlos atractivos, así alcanzarían mayor popularidad.

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