martes, 23 de noviembre de 2010

LA RISA COMO PRUEBA DE LA INMORTALIDAD DEL ALMA EN BERGSON

Rogelio David Zambrana Madriz

La realidad es cómica cuando se la concibe temporalmente como sucesión espacializada: como una versión rígida y perecedera de la vida. En cambio, cuando se la intuye como duración elástica y tensionante, el hombre prueba la inmortalidad de su espíritu, riéndose de todo lo que le indica lo contrario.
Bergson inicia su filosofía analizando el tiempo. Se da cuenta que la ciencia positiva concibe el tiempo como sucesión, producto de los determinados estados de conciencia. Sin embargo, según la libertad humana, el tiempo es duración. (Zubiri, 1992: 161) La diferencia está en que el tiempo como duración, además que admite la libertad humana, es más fiel a la experiencia de la conciencia, que experimenta el tiempo emocionalmente. Por ello, la filosofía nace de una concentración del pensamiento sobre la base de una emoción pura. (Zubiri, 1992: 164) La ciencia que se interesa por lo práctico, por el bienestar, espacializa el tiempo, pero oculta la realidad, que es duración. Por ello, como retroacción a la vida práctica, y por puro amor a la realidad, nace la filosofía (Zubiri, 1992: 167).
La ciencia positiva ha elaborado, también, una realidad virtual formada por relaciones simbólicas y conceptuales –de realidades únicas– que constituyen esquemas prácticos útiles para fines de "progreso". Sin embargo, cuando nos situamos frente a frente a la realidad, en y por sí misma, suelta de toda relación con otras realidades: podemos intuir la realidad absoluta, el hecho inmediato. (Cfr. Zubiri, 1992: 169). Absoluta no quiere decir rígida e inmóvil, sino lo contrario. Para Bergson, la realidad consiste en esta interna movilidad que es la duración y no las meras relaciones con las cosas. La sustancia de lo real es la duración. (Cfr. Zubiri, 1992: 199)
El hombre puede conocer el hecho inmediato, la realidad absoluta, por intuición. La intuición es un acto humano primario, que ubica al hombre dentro de las cosas. (Cfr. Zubiri, 1992: 174) La intuición funciona como una especie de simpatía o simbiosis, un consentir las cosas mismas, permitiéndonos aprehenderlas inmediatamente como son. (Bergson, 1899) La misma intuición no es pasividad, rigidez sino máxima actividad, en el sentido que ella misma va corrigiendo sus visiones de la realidad. (Cfr. Zubiri, 1992: 175) La intuición, en tanto, es un acto cuya índole consiste en durar. (Zubiri, 1992: 178)
Ahora bien, la realidad como duración no es propia solamente de la conciencia, sino que abarca toda la realidad del ser humano. El cuerpo también experimenta la duración de la realidad como algo, no que está en el cuerpo, sino que pasa por el cuerpo. (Cfr. Zubiri, 1992: 180) Los gestos y todos los movimientos corporales son de acuerdo al espíritu, que es esencialmente duración. El espíritu –dice Bergson según Zubiri– se va abriendo paso por las estructuras somáticas en la medida en que ellas se lo permiten; una acción que se va insertando en la materia. De esta forma, –continúa–, no hay razón ninguna para que esta acción cese cuando haya cesado la materia. (Zubiri, 1992: 194) El espíritu como duración es inmortal.
La realidad que generaliza la ciencia no es propia solamente de unos pocos científicos. Los seres humanos hacemos nuestra ciencia cuando de una u otra manera generalizamos la realidad. Cuando dejamos de intuir las cosas por sí mismas y las recreamos según nuestros intereses. De hecho, estas acciones constituyen lo cómico. Lo cómico viene a ser la intuición de las realidades rígidas y generalizadoras inventadas por el hombre. Para que el hombre pueda ser consciente de esto, necesita una anestesia momentánea del corazón –dice Bergson. Necesita dirigirse a la inteligencia pura: siempre por la intuición. (Cfr. Bergson, 1899) Se puede decir que lo cómico es propio de la intuición. En tanto más natural es la rígida realidad percibida, más cómica es; en la medida que es un acto inconsciente y no forzado.
La intuición, por tanto, además que es el medio de conocimiento por excelencia, también, percibe la realidad como cómica cuando ésta está oculta por las supra-realidades artificiales formadas por el hombre. Ahora bien, esas construcciones humanas afectan todavía más la realidad intrínseca del hombre. La vida, que reta al hombre a sobrevivir, va creando –dice Bergson– cierta rigidez del cuerpo, del espíritu y del carácter, rigidez que la sociedad quisiera eliminar a fin de que sus miembros tuviesen la mayor elasticidad y la más alta sociabilidad posibles. (Cfr. Bergson, 1899) Por ello, la intuición percibe estas realidades como cómicas, y la risa será una forma de liberar la rigidez. Quizás desde esta concepción se puede rastrear una respuesta a la cuestionante científica de por qué la risa tiene el mismo origen que el llanto: ambos mecanismos tienen una función catártica, en cuanto quieren renovar al hombre de las frustraciones que la vida ofrece.  
Pero la risa tiene un significado aún más profundo que servir como un mero mecanismo de emancipación psicológica. El espíritu avisa a través del cuerpo la inmortalidad de la existencia. Es el espíritu como duración el que se resiste a la rigidez. Para Bergson, allí donde la materia logra condensar exteriormente la vida del alma, fijar su movimiento, desterrar, en fin, la gracia, obtiene enseguida un efecto cómico. Nos reímos siempre que una persona nos da la impresión de una cosa. La risa, por tanto, viene a rejuvenecer, a dar sentido de inmortalidad a la mortífera rigidez de la fría materialidad.  (Cfr. Bergson, 1899)
La risa, pues, es propia de la inmortalidad del espíritu que es duración, y no sucesión material y mortal. De forma misteriosa, la risa avisa la inmortal condición del espíritu humano. A través de la intuición cómica de las falsas realidades, la risa nos prueba que el alma humana está más allá de una concepción materialista propia de las ciencias positivas.

Bibliografía

-          Zubiri, X. (1992) Problemas fundamentales de la metafísica occidental. Alianza Editorial: Madrid.

-          BERGSON, H. (1899) La risa o sobre el significado de lo cómico. La Revue: Paris. Recuperado en:
www.clownplanet.com/larisa_henribergson.htm

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