Rogelio
Zambrana
Lo que determina la felicidad, el
sufrimiento o el aburrimiento de las personas es la intensidad de los deseos en
función del tiempo.
La forma en que percibimos el tiempo
no es como lo hace un reloj. Los minutos no son exactamente 60 segundos cada
uno, ni los años son exactamente 365 días cada uno. Nuestra mente percibe el
tiempo de manera distinta, lo percibimos –según lo sugirió el filósofo premio
Nobel Henri Bergson– como duración. A diferencia del tiempo absoluto que mide
un reloj, para nuestra conciencia el tiempo es relativo, el tiempo dura más, o
dura menos. Un minuto puede ser una eternidad y un año puede pasar en un
pestañear de ojos. Tardamos varios siglos para probar que el tiempo absoluto
newtoniano no era real sino que es relativo a la velocidad de quién lo mide. Pero
la idea de la relatividad del tiempo nunca dejó de ser ajena a nuestra
experiencia humana.
Así como el tiempo es relativo a la
velocidad de quien lo mide, asimismo la duración del tiempo es relativa a la
intensidad de los deseos de quién lo percibe. Los deseos son los impulsos que
nos mueven a satisfacer nuestras múltiples necesidades, desde las fisiológicas
hasta las de autorrealización. Mientras más urgentes sean las necesidades mayores
serán los deseos de satisfacerlas. De tal manera que el tiempo durará más o
durará menos dependiendo de la mayor o menor intensidad de nuestros deseos. Ambas variables en sus múltiples grados originan los
siguientes estados de ánimo.
ESTADOS DE ÁNIMO RELATIVOS AL
TIEMPO
|
||
Deseo de satisfacción
|
Tiempo de espera
|
Estado anímico
|
Mayor
|
Corto
|
Felicidad
|
Mayor
|
Largo
|
Sufrimiento
|
Menor
|
Largo
|
Aburrimiento
|
Menor
|
Corto
|
Paz
|
Cada persona tiene la capacidad de administrar la intensidad
de sus deseos y la relatividad del tiempo para provocar los estados de ánimos
deseados. De hecho lo hacemos sin darnos cuenta. Basta hacer un ajuste
afirmando o negando cualquiera de dos variables para llegar al estado de ánimo
buscado.
Por ejemplo, el deseo de una taza de café a la cual se
tendrá acceso en una hora genera sufrimiento o ansiedad. Para evitar la
innecesaria fatiga puede negarse el deseo aminorando así su intensidad. Ciertamente
esta práctica hará que la duración del tiempo no se alargue. Por otro lado, se
puede negar la duración del tiempo de tal manera que el sufrimiento o ansiedad
se aminore. En ambas situaciones el resultado será el mismo, sin embargo, la
mayoría de veces estamos más dispuestos a jugar con el tiempo que con nuestros
deseos.
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