miércoles, 10 de agosto de 2011

SABIDURÍA DEL DEVENIR


Rogelio Zambrana

El devenir es un concepto ontológico; explica, a la misma vez, qué es y cómo es la realidad. La realidad es cambio; realidad es que todo deviene. El cambio es percibido como sucesión según la categoría tiempo, y como simultaneidad, según la categoría espacio. Ambas percepciones hacen posible la experiencia de la realidad (Cfr. Schopenhauer, 1911:103) junto con la inteligencia, que intuye la Causalidad de la realidad, el hecho que cada efecto es producido por una causa, y así, infinitamente. Por ello, percibimos la realidad como movimiento, como devenir.

Heráclito pensó la realidad como devenir y utilizó la imagen del río para explicarlo. En los fragmentos que tenemos de su libro Sobre la Naturaleza dice en el n.125 que los grandes misterios admitidos entre los hombres inician en cosas profanas. Así como el río fluye, así todo fluye (Panta Rhei): No puedes embarcar dos veces el mismo río, pues nuevas aguas corren tras las aguas (n.81) Así mismo los hombres, nos embarcamos y no nos embarcamos en los mismos ríos, somos y no somos (n.81) Este no-ser significa seguir siendo el mismo, pero distintamente; así el río, es el mismo, pero distinto: cambia.

Fundamentalmente, el problema del devenir es un problema de percepción del Todo y lo particular. Si lo particular cambia infinitamente, deviene, entonces, el Todo es devenir. En este sentido, el Todo no es simplemente la suma de los particulares, sino la Unidad de los particulares en cuanto se transforman unos con otros infinitamente. Por esa razón, para Heráclito, el Fuego es el principio de la Naturaleza, ya que transforma, provoca el cambio, pero a la vez une: unifica.

Pero ¿es verdad que todo pasa? Ángel Baigorri se hace esta pregunta en Río hasta el Fin, un poema extenso, místico, filosófico y teológico. Pero, Ángel va más allá de Heráclito y utiliza la imagen del ciclo del agua, donde la misma agua hace siempre el mismo recorrido: del mar se evapora formando nubes que se condensan y caen como lluvia sobre la tierra formando ríos que otra vez llegan al mar. Precisamente, en el poema ¿Panta Rhei? dice:  

Volverá el mar a donde el río nace:
Todos los ríos entran en la mar
Y la mar no rebasa.
Vuelve el mar a donde el río nace. (Baigorri, 1999:185)

Ángel mismo explica que todo el Universo es un inmenso Río, que sin detenerse jamás vuelve allí donde ha nacido. Y con esta particularidad: corre, pasa y vuelve siempre, sin salir jamás de la Fuente donde nació; pasa corre y vuelve siempre. (Del Río, 2011:468) Sin embargo, el poeta habla de Río Fijo cuando se refiere a la Trinidad, por eso su pregunta, ¿Todo fluye?:

–Yo soy Alfa y la Omega–:
Vuelvo al mar donde tuve mi principio.
Siendo así: ¿Panta Rhei?
–Río es todo–. (Baigorri, 1999:186)

Intuyo en el poema de Baigorri una tensión metafísica debido a su cosmovisión cristiana y su intuición poética filosófica-teológica de la realidad. Para el cristianismo la Creación del Universo marca un principio; y la naturaleza humana, inmutable y eterna después de la Resurrección, un fin. Por lo tanto, un eterno devenir de la naturaleza donde el ser humano participe, es inconcebible. Sin embargo, Ángel aplica el principio del devenir a la imagen del Dios, que es Trinidad. Y precisamente, la imagen del Río, es la imagen de la Trinidad para él. Las Tres Personas distintas que son un único Dios es el Devenir de la divinidad. La Trinidad en sí misma fluye, deviene, y no tiene principio ni fin. (Cfr. Del Río, 2011:468) Según su cosmovisión cristiana se hace decir que el Mar es Dios, porque está fijo, pero ese mar es un río que deviene en sí mismo y para los ríos que surte:

Por el mar donde nace y muere el río.
Nuestro perenne surtidor es claro,
Pero supone el agua permanentemente
Y el estanque en reposo.
Centro estable del agua en movimiento– (Baigorri, 1999:187)

A propósito de esto, Schopenhauer dice que es de notar que los judíos y mahometanos reprochan a los cristianos que no son verdaderos deístas a causa de la Trinidad. Por eso, también puede decirse que el Cristianismo tiene sangre india en el cuerpo… (Schopenhauer, 1911:99) 

Queda, por tanto, la duda sobre a qué se refiere exactamente Ángel por devenir de la naturaleza y de la divinidad. La persona que es río, al morir, al llegar al Mar, a Dios, ¿descansa del devenimiento natural y pasa al devenimiento divino? O ¿Vuelve a hacer el ciclo de la vida natural (metempsicosis)?  Independientemente, acerca de Río hasta el fin, podríamos decir con Schopenhauer: Esto es lo que llamo yo "Voluntad de vivir", o sea, la aspiración a la vida y a la duración. Esta es la fuerza que la muerte conserva. (Schopenhauer, 1967:30).

Ahora bien, la máxima de Heráclito conviene en este momento, dice: El pensar es la virtud máxima, y sabiduría decir la verdad y obrar como los que comprenden la naturaleza de las cosas. (n.107) ¿Cuál es la sabiduría del devenir? ¿Cómo obrar después de intuir que todo fluye como un Río? Schopenhauer en El arte del buen vivir logró transportar el conocimiento del devenir en el obrar humano cotidiano. Dice que nunca se debe perder de vista la acción que ejerce el tiempo ni la movilidad de las cosas. Por ello, hay que anticipar la acción del tiempo. No se trata de usurpar el porvenir –avisa–, exigiendo antes de tiempo lo que sólo puede venir con el tiempo, sino, prever los efectos, porque la movilidad y vicisitud de las cosas nos pueden hacer pasar malos ratos. (Cfr. Schopenhauer, 2008: 250) Para Schopenhauer, una forma de prever, es, en todo lo que ocurre, evocar la imagen  de lo contrario, –que mejor es– de lo distinto: así, en la amistad, la enemistad; durante el buen tiempo, el malo; en el amor, el odio,… etc.

En resumen, el hombre prudente es el que no abusa de la estabilidad aparente de la realidad y prevé, además, la dirección en que operaría el próximo cambio. (Schopenhauer, 2008: 251) En otras palabras, el hombre prudente o sabio ve el Todo en lo particular; ve lo Uno en lo distinto; ve el Río en el mar y el mar en el Río, y el Río y el mar en el cielo; ve –incluso–  la vida en la muerte y la muerte en la vida.  

Bibliografía:

  • Baigorri, A. (1999). Río hasta el fin. UCA: Managua.
  •  Del Río, E. (2011). Ángel Martínez Baigorri, con el hijo del
Hombre. Las cartas. UCA: Managua.
  •  Gaos, J. (1968). Antología filosófica: la filosofía griega. Sección: Textos: Los fragmentos de Heráclito.
          Disponible en:

          http://bib.cervantesvirtual.com/extras_autor/00002616/hipertextos/dinamico2/seccion_4_heraclito.htm
  •  Schopenhauer, A. (1911). La cuádruple raíz del principio de razón suficiente. Librería general de Victoriano Suárez: Madrid.
          Disponible en:

          http://www.librodot.com/searchresult_author.php?authorName=S
  •  Schopenhauer, A. (1967). El amor, las mujeres y la muerte: Mateu: Barcelona.
  •  Schopenhauer, A. (2008). Arte del buen vivir. Edaf: Madrid.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Unquestionably believe that which you stated. Your favorite justification seemed to be on the net the easiest thing to be aware of. I say to you, I definitely get annoyed while people think about worries that they plainly don't know about. You managed to hit the nail upon the top and also defined out the whole thing without having side effect , people could take a signal. Will probably be back to get more. Thanks

Rogelio Zambrana dijo...

Tahnk you.