sábado, 17 de abril de 2010

LA FILOSOFÍA COMO PROBLEMA

Rogelio Zambrana

La filosofía no tiene un campo de estudio específico; más bien, todo lo que se puede cuestionar entra bajo su dominio. El problema consiste en que mientras la filosofía genera respuestas cada vez más contundentes, ella misma va muriendo como agente cuestionador. Lo cuestionable tiene una vida útil. La filosofía entonces, que no genera preguntas nuevas, se muere. La vida de la filosofía está en el seguir cuestionando, pero a la vez, produciendo respuestas. Respuestas, que a su vez, descartan filosofías. La filosofía por eso es un problema, cuestiona hasta llegar al punto en que ya no puede, de ahí nacen ciencias, y la filosofía queda obsoleta.

Mientras más tiempo pasa, nuevas ciencias específicas nacen. Ciencias que una vez fueron filosofías. Según esta tendencia: ¿Cuál es el futuro de la filosofía? Se me ocurren dos respuestas generales y aparentemente opuestas: la primera es que la filosofía llegará a ser inútil cuando se hallan agotado las respuestas útiles que pueda generar. Respuestas inútiles siempre se pueden inventar. La segunda es que la filosofía nunca dejará de ser importante porque es imposible dar una respuesta certera para todo y para todos. Una es el cientificismo, y la otra, el escepticismo.

Sin embargo, no hay porqué abrir una brecha entre estas dos concepciones. Decir que existe una filosofía mediática, la que usa el científico, y otra que se ensimisma y es estéril, es sólo una apariencia. Propiamente, la filosofía es y debe ser escéptica por esencia, si quiere ser realmente filosofía. Y a la vez, dejar de serlo y brindar una respuesta racional y potencialmente empírica. Hasta que la filosofía llega a fundamentarse empíricamente, es cuando deja de ser filosofía y se convierte en ciencia. Sin embargo, no toda filosofía llega a ser ciencia, y no toda ciencia está segura de conservar su apelativo. Un ejemplo de esto fue el Marxismo. El Marxismo se fundamentó en la dialéctica hegeliana, una filosofía idealista. De esta tesis hegeliana surge el materialismo histórico, fundamentándola en la lucha de clases histórica. El marxismo pretendía haber entendido las leyes de la sociedad; así, vaticinó el futuro de la sociedad. Por un momento, las afirmaciones del marxismo fueron aceptadas como científicas. Pero ahora, procesualmente, la historia misma descubrió el carácter ideológico de muchas de las tesis. Louis Althusser, defensor mismo del marxismo, llega a afirmar: La ideología no es una teoría descriptiva de la realidad, sino una voluntad o una esperanza, o una nostalgia.[1]

En conclusión, la filosofía es un problema porque tiende a ser algo que no será y, al mismo tiempo, negará de otra forma para seguir desarrollándose. Muchas de sus aportaciones quedarán en libros de ciencias. Sin embargo, es así que la filosofía camina y se desarrolla. Dejando las “bases” de las ciencias, ella debe continuar o interesándose en otros temas o replanteando esos mismos fundamentos que propone a las nuevas ciencias.

Platón se dio cuenta del natural problema de la filosofía cuando cuenta:

Sócrates se hallaba paseando junto con Alcibíades, y he aquí que se encuentra con un sofista. Este elogia mucho el discurso que él, Sócrates, había pronunciado la noche anterior. Una vez que el sofista se hubo alejado, Sócrates se vuelve hacia Alcibíades y le dice: Este me acaba de elogiar. ¿En qué me habré equivocado anoche?[2]

BIBLIOGRAFÍA

Reale, Giovanni. Historia del pensamiento filosófico y científico. Tomo III. Herder Editorial. Barcelona. 1995.

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[1] Reale, Giovanni. Historia del pensamiento filosófico y científico. Tomo III. Herder Editorial. Barcelona. 1995. Pág. 725.


[2] Reale, Giovanni. Historia del pensamiento filosófico y científico. Tomo III. Herder Editorial. Barcelona. 1995. Pág. 721.

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