martes, 30 de junio de 2009

OBEDIENCIA JESUÍTICA


OBEDIENCIA JESUÍTICA

EL VOTO DE OBEDIENCIA SEGÚN LA
CONGREGACIÓN GENERAL XXXV
ROGELIO ZAMBRANA
Ante todo, con el voto de Obediencia se pretende cumplir la voluntad de Dios. El fundamento es el amor personal a Jesucristo. “Nuestros votos religiosos nos ponen junto al Señor y nos conducen a seguirle en su fidelidad a la misión que el Padre le encomendó de anunciar su Reino”. (Decreto, 4, #10). El jesuita como todo cristiano está llamado a buscar y hacer la voluntad de Dios, en comunión con los sentimientos y deseos de Cristo.

La Obediencia como los demás votos, nos liberan para entregarnos exclusivamente al Evangelio. El voto de Pobreza nos libera de las posesiones de bienes innecesarios y superfluos; el voto de Castidad nos libera de los afectos desordenados; y el voto de Obediencia –como dice san Ignacio- nos libera de nuestro propio amor y querer (E.E. 189). Así, la Obediencia nos da la capacidad de ordenar nuestras acciones. Pero para que haya una liberación verdadera nunca puede faltar el amor personal a Jesucristo. El amor es el que libera.

De los obstáculos para la Obediencia se encuentra el marcado individualismo y autosuficiencia de nuestra época. La autosuficiencia genera falta de compromiso, disponibilidad, colaboración y prudencia al expresar nuestras opiniones. El individualismo genera un falso discernimiento, dado que el verdadero discernimiento llega hasta el final cuando el superior confía la misión (20). “A veces, sin embargo-dice la Congregación-, nuestro deseo de comprometernos con el Señor no corre parejo con el deseo de comprometernos con la Iglesia, la Compañía y su modo de proceder”. (19)

Ante esto, el deseo (sentido) de ser realmente enviados, de servir sin reservas, de formar vínculos de unión más estrechos entre nosotros mismos, es lo que caracteriza a la Obediencia jesuítica. Para llegar a ello, es imprescindible que entre el jesuita y el Superior haya transparencia, sinceridad y humildad; una confianza que esté libre de todo afecto desordenado. Por eso la Castidad es de vital importancia.

Sin embargo, la Obediencia no se acaba en el Superior. Cuando se obedece al Superior se obedece también a la comunidad y a todo el Cuerpo de la Compañía (28).
CUARTO VOTO DE DISPONIBILIDAD AL PAPA

El cuarto voto –principio y principal fundamento de la Orden según san Ignacio- surge del deseo de servir a la Iglesia más útil y eficazmente. El voto supone la conformidad en el querer y sentir (Const. 550). En otras palabras, unión afectiva y efectiva con el Papa y la Iglesia.
A LOS JESUITAS EN FORMACIÓN

1. Trasparencia.
2. Cuenta de conciencia.
3. Responsabilidad en la iniciativa personal.
4. Espíritu de discernimiento.
5. Aceptación con agrado las decisiones del Superior.

A LOS JESUITAS FORMADOS

1. Libertad interior y confianza en Dios. Confianza y alegría.
2. Que los superiores mayores respeten el ámbito del superior local.
3. Cuenta de conciencia (donde la misión se da, confirma y se cambia).



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